11-11-2011- Artículo
Blogs y redes sociales: El difícil
equilibrio entre el perfil profesional y personal
Son muchos los clientes que últimamente nos consultan si deben estar
en las redes sociales y disponer de blogs como personas más allá
de lo que puedan estar haciendo sus empresas y del uso que éstas
estén haciendo de los social media.
Les preocupa particularmente cómo aparecer, qué deben y pueden decir,
y sobre todo, cuáles son los límites que deben establecerse sobre
las menciones de su vida privada, sobre todo en Linkedin y en sus
blogs personales. No es un tema menor.
El debate sobre las redes sociales está cada día más abierto y extendido,
y puede decirse que en general la discusión sobre si las empresas
deben utilizarlas es un discurso ya agotado en la medida que la
respuesta no es ya tanto si sí o si no, sino más bien cómo, con
qué frecuencia, los objetivos, medios y recursos asignados, y la
coherencia que debe guardar la utilización de estas plataformas
con la definición de las líneas de marketing, comunicación, filosofía
y valores de la compañía.
A nivel particular, por un lado, profesionales liberales, ejecutivos
y empresarios temen poder amenazar los intereses de su empresa y
los propios en función de los contenidos que publiciten, y por otro,
también quieren saber cómo convertir su presencia en una ventaja
para sus organizaciones y en un valor añadido de su condición profesional.
Cada caso y sector es sin duda distinto, pero ahí van algunas sugerencias:
Es necesario distinguir entre la distinta tipología de redes sociales
a las que podemos tener acceso, ya que el perfil de usuarios y la
finalidad de las mismas varía de unas a otras.
Así, redes como Facebook están concebidas para que sus usuarios
interactúen socialmente, y es por este motivo que nos encontremos
habitualmente con datos e imágenes pertenecientes a la esfera más
privada. En cambio, otras redes como Linkedin fueron creadas para
el intercambio de información profesional de modo que sus miembros
pudieran aprovechar las ventajas de una red social para detectar
posibilidades de promoción o mejora en sus situaciones laborales
o compartir intereses comunes con otros miembros de su colectivo.
En este sentido, no hay que olvidar que las redes sociales no son
excluyentes entre sí, de modo que resulta habitual que los usuarios
cuenten con perfiles distintos en Facebook, Linkedin, Twitter e
incluso en otras redes menos conocidas, hecho que se convierte en
una hoja de doble filo. Lo que un usuario publique en Facebook puede
complementar su información en Linkedin de forma positiva pero también
puede dañar su imagen profesional si no se actúa con cierta cautela.
Incluso la frecuencia y calidad de los Tweets que se lanzan, pueden
beneficiar o perjudicar – por exceso – nuestra imagen.
En el caso de los blogs con más razón debemos tener en cuenta esa
prudencia dado que en un solo site se concentran todos los contenidos
Por un lado, sexo, religión y afinidad política son etiquetas que
con mucha facilitad pueden devenir en elementos negativos de quien
vierte comentarios sobre estos aspectos. Básicamente porque son
temas sobre los que suelen abundar y consolidarse prejuicios, y
que en no pocas ocasiones pertenecen a la esfera más privada de
nuestras vidas y que como tales ahí es donde deben permanecer, sobre
todo en Linkedin, salvo que seamos realmente capaces de tratarlos
desde una óptica absolutamente objetiva, abierta y moderada.
A mi parecer utilizar en Facebook excesivas fotografías y referencias
que ilustren continuamente aspectos o situaciones de nuestra vida
personal, puede ser una fuente de información peligrosa ya que podemos
estar ofreciendo – a veces sin darnos cuenta – detalles excesivamente
explícitos de aspectos familiares, sentimentales, psicológicos o
morales de nuestra personalidad que no cotizarán al alza en nuestro
ámbito profesional.
No obstante, no debemos ser tampoco excluyentes en cuanto a nuestra
elección de pertenencia a determinada red social o restrictivos
en cuanto a la información que sobre nosotros publicamos. Por ejemplo,
el hecho de mencionar nuestros gustos, aficiones, aspiraciones y
opiniones sobre arte, cultura, viajes o temas afines, puede resultar
beneficioso ya que son susceptibles de acercar a determinados perfiles
de usuario, despertando una empatía que resulta también necesaria
en las relaciones profesionales.
Todos somos hasta cierto punto curiosos y voyeurs de la vida ajena,
y está claro que las redes sociales nos proporcionan esa plataforma
anónima de observación del tercero. Plataforma que es y será utilizada
por recruiters, head hunters, competidores, colaboradores y amigos.
A mí particularmente me llama de forma positiva la atención cuando
tengo conocimiento de que un abogado dispone de un grupo musical,
que un ingeniero pasa sus mañanas del sábado escuchando a Mozart,
o que mi mayor competidor oxigena su mente en las montañas todos
los fines de semana escalando picos . Sus opiniones incluso sobre
tal o cual libro, su recomendación sobre una visita a un museo o
su experiencia en su último viaje pueden resultarme de interés.
Son aspectos que suman activos a su personalidad y que no cruzan
la frontera de otros ámbitos de su vida privada que en absoluto
me interesan.
Asimismo, resulta aconsejable expresar nuestra opinión constructiva
sobre aspectos relacionados con nuestra actividad profesional o
con la realidad del colectivo al que pertenecemos, ya que refuerzan
la percepción que se pueda tener de nuestro expertise profesional.
Quien es capaz de ilustrar con referencias, estudios, menciones
a artículos etc temas de nuestro día a día empresarial transmite
de una forma sólida valores como compromiso, inquietud, conocimiento
y capacidad de comunicación. La aseveración es válida también aún
cuando entremos en terrenos más resbaladizos como son el entorno
económico y la vida política; el que se nos vea informados y “atentos”
a la realidad es siempre positivo, y la única máxima que debemos
considerar cuando nos adentremos en esos terrenos es el de el rigor
intelectual.
Del mismo modo, puede tener valor incluir en nuestros perfiles y
posts privados alguna mención a cualquier evento relacionado con
nuestro entorno profesional, como la asistencia a una posible conferencia
internacional o seminario destacado del que podamos extraer o plasmar
alguna idea o conclusión. En la misma línea, retwittear temas curiosos
o que reflejen nuestra inquietud y esfuerzo de investigación y “buceo”
en la red, para detectar y dar a conocer asuntos de nuestro propio
sector profesional, es una oportunidad que no debemos dejar de aprovechar.
Como conclusión, tan solo mencionar que el abanico de posibilidades
que nos ofrecen las nuevas tecnologías no deja de crecer día a día
y puede resultar muy beneficioso para nuestros intereses aprovechar
las ventajas que la red nos ofrece. Las redes sociales se han convertido
en un excelente canal de difusión cuyo único coste es el tiempo
invertido y que permite promocionar nuestras empresas de forma continua
e ilimitada, enriqueciéndonos, además, con el valor añadido que
el feedback de otros usuarios suma a nuestras aportaciones.
Buscar contenidos e información sobre la competencia, colegas, colaboradores,
clientes, proveedores y un largo etcétera, es una excelente herramienta
para nuestros fines comerciales y empresariales, pero no debemos
olvidar que del mismo modo, nuestra competencia, colegas, colaboradores,
clientes y proveedores, percibirán nuestras fortalezas y debilidades
en función de la habilidad y sentido común que apliquemos en nuestra
inmersión en el mundo 2.0.
Gonzalo Sivatte
Director de Professional Letters
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